Resumen de San Manuel bueno martir, obra muy interesante, no es tan larga y nada pesada, fácil de poder leer, con un testimonio que da mucho que pensar a nivel personal, puesto que ese conflicto de pensamiento interior que se manifiesta mediante el cura puede dar pie a muchos individuos a reflexionar un poco más sobre el tema.
Este Resumen de San Manuel bueno martir, posee los puntos más relevantes de esta reflexiva obra, juntos con la descripción de sus personajes y composición de su narrativa.
Tabla de Contenidos
Resumen corto de San Manuel bueno martir
Para iniciar el Resumen de San Manuel bueno martir, hay que indicar cuando Ángela Carballino denota la historia de Don Manuel Bueno, párroco de su pueblo, Valverde de Lucerna. Múltiples acontecimientos lo muestran como “un santo vivo, de carne y hueso”, un modelo de amor a los hombres, especialmente a los más desdichados, y enfocado a “consolar a los desventurados y atediados, y ayudarlos a todos a bien morir”.
Sin embargo, algunos indicativos y pequeñas pruebas le hacen creer a Ángela que a Don Manuel algo lo torturaba internamente: su ayuda desbordante parece esconder “una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad encubria a los ojos y los oídos de los demás”.
Resumen de San Manuel bueno martir
Un día, regresa al pueblecito el hermano de Ángela, llamado Lázaro. Un hombre de pensamientos progresistas y anticlericales que empieza a sentir una gran aversión contra Don Manuel. Pero con el tiempo este sentimiento se transforma en una gran admiración al conocer su manera de vivir.
El destino conspira para que sea él precisamente Lázaro a quien Don Manuel el sacerdote confesara su terrible secreto. Un día le revela que ya no tiene fe, no logra creer en Dios, ni tampoco en la resurrección de la carne. Y todo esto le sucede aunque él desearía con toda su alma creer en Dios.
Don Manuel aparenta todos los días que cree ante sus feligreses por mantener en ellos la paz que da la aceptación en otra vida, esa esperanza alentadora de la que él carece. Lázaro le comenta el secreto de Don Manuel a Ángela.
Luego persuadido por la actitud de Don Manuel, Lázaro abandonará sus sueños progresistas y decide fingir su cambio y comienza a servir con el párroco. Ambos continúan fingiendo hasta que Don Manuel se muere, sin rescatar la fe, pero llego a estar considerado un santo por todos.
Nadie excepto Lázaro y Ángela se han enterado de la confesión de Don Manuel y su angustia vital. Al final de la novela Lázaro fallece y Ángela con gran dolor pensando en la salvación de sus seres queridos.
Análisis
En la novela se nos ubica en una aldea remota (Valverde de Lucerna) localizada entre la montaña y el lago. Aldea, montaña y lago interpreta los tres símbolos de la novela.
Valverde de Lucerna se amplifica, por uso de metonimia, a describir el lugar con la población para elevarlo al contenido de la humanidad en la intrahistoria. En cambio, con lago y montaña, Unamuno utiliza el símil y la metáfora para crear el significado más amplio en su obra: la derivación dialéctica entre la fe y la duda y su representación en el protagonista Manuel-Cristo.
Los símbolos dialécticos representados en la montaña (fe) y lago (duda), se desenvuelven, a través de la obra, primero como símil que representa a Don Manuel como la encarnación de esta contradicción, y después como metáfora que manifiesta el sentimiento trágico de la vida cuyo gran delito es haber nacido.
En la novela nos encontramos: “y no era un coro, sino una sola voz, una voz sencilla y unida, fundidas todas en una y haciendo como una montaña, cuya cumbre, extraviada a veces en nubes, era don Manuel. Y al llegar a lo de -creo en la resurrección de la carne y la vida eterna-, la voz de Don Manuel se sumergia como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él se silenciaba”.
En esta estrofa el símil compara a la voz del pueblo orando con la montaña y el silencio, al llegar a las palabras indicadas, se explica como zambullido en un lago. Por tanto, la voz del pueblo completo (en un sentido intrahistórico), en su aclamación de la fe, se contrasta a la montaña, y el silencio, que indica la falta de fe, se compara al lago.
Pero aquí no culmina el desarrollo simbólico; falta describir la metáfora de la nieve. Cuando Don Manuel le dice a Lázaro. “¿Has observado, Lázaro, misterio inmeso que el de la nieve cayendo en el lago y muriendo en él mientras cubre con su capa a toda la montaña?” Se agrega el elemento más intenso de la novela.
La nieve, como es como la vida misma, es efímera, pero los copos de nieve que caen sobre la montaña se agrupan y forman una capa que da la idea de perdurar. En comparación, los copos que caen sobre el lago se desintegran inmediatamente sin huella.
Así es la vida formada por el pueblo: con fe arman una montaña en su colectividad, sin fe los hombres se desvian aislados en la muerte sin señal de haber sido. El misterio de la nieve lo vincula con el misterio de la fe. La fe puede ganar hasta a la amenaza de la muerte. La vida continua su curso. Algunos exiten con la fe y la esperanza de la resurrección, y otros viven agobiados por la duda.
Por lo tanto, la pregunta que surge es cómo puede sobrevivir el que sufre, y no rendirse al suicidio. La respuesta se da metafóricamente. Vemos cómo la aldea de Valverde de Lucerna representa toda una población colectiva ubicada entre la fe y la duda, pero soportada en la fe por San Manuel Bueno.
Pero también hay otra Valverde de Lucerna sepultada en el lago según la leyenda. Esta es la Valverde de Lucerna que Lázaro revela en Don Manuel: “Creo que en el fondo del alma de nuestro Don Manuel hay también sumergida, ahogada, una villa y que alguna vez se oyen sus campanadas”.
La villa sumergida es la total conciencia de la intrahistoria. Manuel, y después Lázaro, al dedicarse de lleno a la colectividad del pueblo, hallan que aquí está la actualidad de la verdad y que hay un trasfondo de esta superficie que es el cementerio de las almas de sus abuelos, y muchas generaciones de estos.
Don Manuel representa el rol de la cruz del nacimiento al estar dividido entre la fe y la duda de su pueblo. Esta intensa personificación no lo convierte solamente santo, sino tambien mártir, porque lo invade la duda y la sufre por todos. Así es como lo ve Ángela y así nos lo presenta en su memoria.
Argumento
La novela se desenvuelve en torno a las grandes obsesiones del escritor: la inmortalidad y la fe. Pero se proyectan ahora con un novedoso enfoque en él: la posibilidad entre una verdad trágica y una felicidad de sueños.
Y Unamuno parece elegir ahora por la segunda; todo lo opuesto de lo que realizarían existencialistas como Sartre o Camus. Así, cuando Lázaro dice: “La verdad ante todo”, Don Manuel responde asi: “Con mi verdad no vivirán”. Él quiere ver a los seres felices: “Que se vean inmortales.” Y solamente las religiones, dice, “consuelan de haber tenido que nacer para morir”.
Incluso incentiva a Lázaro de trabajar por una mejora social de su pueblo, exponiendolo: “¿Y no crees que del bienestar total emerge más fuerte el tedio de la vida? Sí, ya sé que uno de esos soldados de la que llaman la revolución social ha declarado que la religión es el opio del pueblo. Opio… Opio… Opio, sí. Démosle opio, y que dormite y que sueñe.”
De acuerdo con esto, el autor estaría polarmente separado no solo de los ideales sociales de su juventud, sino también de aquel Unamuno que deseaba “despertar las conciencias”, que había comentado que “la paz es la mentira”, que “la verdad se antepone a la paz”.
Por otra parte, San Manuel es también la novela de la filantropía y del amor al prójimo. Paradoja muy del autor: justamente un hombre sin fe ni esperanza es quien se transforma en un ejemplo de caridad.
Por otra parte queda el conflicto de la salvación. El enfoque del tema es complejo, por la ambigüedad que induce el desdoblamiento entre el autor (Unamuno) y el narrador (Ángela). Según Ángela, “Don Manuel y Lázaro se murieron creyendo no querer creer lo que más nos cautiva; pero, sin creer creerlo, creyéndolo…”. Tan contradictorio del personaje-narrador, ¿eran compartidas por el Unamuno-autor? La interrogante queda abierto.
Verdaderamente es que Unamuno, en el final toma la palabra y, en sus reflexiones finales, podría observarse una afanada apuesta por la esperanza. Pero es un asunto que queda abierto a la discusión.
Personajes
Don Manuel
Su sobrenombre es Bueno, es el párroco de Valverde de Lucerna y el protagonista martir de esta obra. Un hombre inteligente y gentil, pero desde hace tiempo tiene desconfianza sobre su fe. La novela enseña su lucha interior y su proceder con el pueblo.
Sufre una inmensa contradicción por su deseo de vivir como creyente y la dificultad de creer en Dios. Una lucha constante del personaje entre la razón y la fe que le terminara afectando.
Los dos hermanos Ángela y Lázaro
Estos dos personajes son los fundamentales de esta obra y dos polos contrapuestos. Ángela tiene una fe firme y Lázaro es un ateo declarado que es, adicionalmente, anticlerical. Los dos colaboran al lector a conocer más del protagonista. Lázaro se opone al inicio de la obra su razón a la fe que divulga Don Manuel.
Blasillo
Es un casto que representa en la obra a la fe ciega. Uno de los fieles a los que Don Manuel profetiza para su pueblo. Blas, el bobo, duplica como un eco palabras del párroco, cuyo sentido ignora. Recorre el pueblo diciendo “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”
Autor
Miguel de Unamuno (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español formo parte de la generación del 98. En su obra nació gran variedad de géneros literarios como novelas, ensayos, teatros y poesías.
Rector de la Universidad de Salamanca en el transcurso de tres periodos, también se desempeñó como diputado de las Cortes constituyentes de la Segunda República, de la que se fue apartando hasta el punto de secundar la sublevación militar que dio comienzo a la guerra civil, si bien culmino retractándose de dicho apoyo.
A Unamuno le entusiasmo toda su existencia la filosofía y tambien la historia, más que todo la filosofía de la historia de España. Fue muy religioso, pero se apartó mucho de la ortodoxia cristiana. El pensamiento unamuniano muestra su preocupación por la partición entre lo ideal y lo real, o entre el corazón y la razón.
Unamuno olvido la fe católica luego de unas crisis juveniles. Participo unos años de militancia socialista y estuvo vinculado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1894 y 1897.
Otra crisis a los 31 años de edad le indujo a la meditación sobre los conflictos espirituales y la política; en 1895 Unamuno le escribió a Clarín: «Sueño con que el socialismo llegue a ser una verdadera reforma religiosa, cuando se seque el dogmatismo marxiano.»
Se aparto de la militancia política en 1897, enfocando su atención en el problema de la muerte y de la nada. Los dos grandes asuntos del problema de España y del sentido de la vida humana lo preocuparon toda su vida.
Además de angustiarse por el futuro de su país, Unamuno mostró una profunda intranquilidad por su fin personal. La fe es un conflicto central en su obra, pero no le motivaba la fe estática sino la fe individual y personal. Para Unamuno el deseo de Dios y de la inmortalidad era tan valioso como el aspecto científico-racional del individuo.
Asumió, sin embargo, que la fe tradicional no podía sustentarse ante los avances científicos modernos. Según Unamuno, la persona tiene la necesidad de Dios y la fe puede ser una afirmación del individuo. Sin embargo, Unamuno insistió que el sentido racional de la persona no le deja creer ciegamente.
Esperamos sea de tu agrado este Resumen de San Manuel bueno martir.